La realidad de la contaminación en comunidades vulnerables: Un llamado a la justicia ambiental
- Felipe Zermeño Aguirre
- 25 abr
- 3 Min. de lectura
La contaminación ambiental no afecta a todos por igual. Millones de personas en comunidades vulnerables, como barrios marginados o zonas industriales, se encuentran expuestas a peligros ambientales de forma desproporcionada. Esta desigualdad no es una casualidad, sino el resultado de estructuras sociales y económicas que perpetúan la injusticia.

Riesgos diferenciados
El entorno donde nacemos y crecemos, así como las condiciones de vida, influyen significativamente en la exposición a contaminantes: el agua que bebemos, el aire que respiramos y el suelo en el que nos desarrollamos no son los mismos.
Las comunidades vulnerables, en comparación con áreas más privilegiadas, están expuestas a niveles alarmantes de contaminación. Las fábricas, vertederos ilegales y aguas residuales suelen ubicarse cerca de estas poblaciones, incrementando su posibilidad de entrar en contacto con metales pesados, gases tóxicos y otros residuos producto de la actividad industrial y la quema de basura.
Una mayor presencia de contaminantes en el entorno se traduce en un incremento de enfermedades respiratorias, infecciones gastrointestinales y otros perjuicios para la salud. Aun así, las comunidades con menos recursos a menudo carecen de opciones para residir lejos de estos peligros.
Causas que perpetúan el daño
El Centro de Stanford sobre la Pobreza y la Desigualdad (Stanford Center on Poverty and Inequality) declara:
“La desigualdad de ingresos y poder tiende a disociar a los contaminadores de los que pagan, y, por lo tanto, actúa como un desincentivo para la responsabilidad ecológica o como un acelerador de la irresponsabilidad ecológica”.
En otras palabras, fuera de la vista, los contaminadores no tienen que sufrir las consecuencias, mientras que los barrios vulnerables son los más afectados.
Además, cuando el sistema de salud es ineficiente y presta una atención inadecuada, los grupos vulnerables, se ven en la necesidad de hacer importantes gastos de su propio bolsillo para compensar el tiempo de espera y la baja calidad del servicio, lo cual compromete su capacidad de desarrollo (Banco Interamericano de Desarrollo, 2020).
Mientras que las familias con mayor poder adquisitivo pueden ajustar su presupuesto frente a una emergencia de salud, por ejemplo, retrasando sus compras de lujo, las familias pobres ya están dedicando una parte importante de su presupuesto a satisfacer sus necesidades básicas. El efecto anterior tiene el potencial de dejar atrapado en una espiral de marginación a las personas de escasos recursos, donde el gasto en salud merma la posibilidad de invertir en educación y en otras oportunidades formativas y de desarrollo fundamentales.
Acciones para un futuro más sostenible y justo
Frente a esta realidad, es menester impulsar medidas que permitan revertir el ciclo de desigualdad ambiental y mejorar la calidad de vida en comunidades vulnerables. Si se toman medidas cuanto antes y se tienen en cuenta la pobreza y la desigualdad en el diseño de políticas públicas, la región puede conservar los logros sociales del pasado reciente y seguir avanzando hacia sus objetivos de desarrollo (Hoffman, 2021). Además, es posible reducir el riesgo económico por enfermedad al ampliar la cobertura sanitaria y la calidad del servicio de salud, otorgando subsidios en tratamientos críticos.
En el campo de acción individual, puedes transformarte en un agente de cambio al adoptar prácticas que minimicen los residuos que generas y mitiguen su impacto como contaminantes, por ejemplo, transformando tus patrones de consumo hacía unos más sostenibles y empoderando a tus conocidos a hacerlo también; siendo conscientes de que los desechos que producimos pueden llegar a lugares donde afecten el desarrollo de otros seres humanos.
La desigualdad ambiental y la contaminación son problemas interconectados que requieren una acción urgente y coordinada. La falta de un entorno saludable en las comunidades vulnerables no solo agrava las desigualdades existentes, sino que también compromete el desarrollo integral de la sociedad. Es responsabilidad de todos gobiernos, instituciones y ciudadanos trabajar juntos para implementar políticas públicas efectivas, fortalecer el sistema de salud y adoptar hábitos sostenibles que protejan nuestro entorno. Solo así podremos romper el ciclo de marginalización y construir un futuro más justo y sostenible para todos.
Referencias
Busso, M. & Messino, J. (2020, septiembre). La crisis de la desigualdad: América Latina y el Caribe en la encrucijada. Banco Interamericano de Desarrollo. https://publications.iadb.org/es/la-crisis-de-la-desigualdad-america-latina-y-el-caribe-en-la-encrucijada
Hoffman, B. (2021, 30 de abril). Cómo el cambio climático empeora la pobreza y la desigualdad. Blog del Banco Interamericano de Desarrollo. https://blogs.iadb.org/ideas-que-cuentan/es/como-el-cambio-climatico-empeora-la-pobreza-y-la-desigualdad/
Laurent, É. (s.f.). Inequality as pollution, pollution as inequality. Stanford Center on Poverty and Inequality. https://inequality.stanford.edu/sites/default/files/media/_media/working_papers/laurent_inequality-pollution.pdf
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