Contaminación por el fast fashion
- 0274229
- 6 jun
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El fenómeno del fast fashion ha sido uno de los temas clave de los últimos tiempos para poder entender íntegramente la contaminación del medio ambiente.
¿Qué es este fenómeno?
Es un modelo de producción y consumo dentro de la industria textil caracterizado por la fabricación masiva, acelerada y de bajo costo de ropa, diseñada para seguir tendencias efímeras y fomentar el consumo constante.
Este sistema no solo promueve la obsolescencia planificada en la moda, sino que genera una huella ecológica alarmante, debido al uso intensivo de recursos naturales como agua, energía y químicos tóxicos, además de contribuir significativamente a la contaminación del aire, el suelo y el agua, especialmente en países donde se externaliza la producción bajo estándares ambientales laxos. El fast fashion es insostenible, se basa en “producir, consumir y desechar”, en lugar de transitar hacia modelos circulares y regenerativos.
La Explotación Laboral

Uno de los problemas más significativos relacionados con el fast fashion es la explotación de trabajadores en naciones en desarrollo. Las grandes marcas de moda trasladan su producción a lugares donde los costos laborales son reducidos y las regulaciones son escasas. Países como Bangladesh, India, Camboya y Vietnam figuran entre los principales centros de producción de prendas, donde millones de personas laboran en condiciones inadecuadas. (Joy et al., 2012)
Estos trabajadores, en su mayoría mujeres, deben enfrentar extensas jornadas laborales, salarios muy bajos y ambientes de trabajo inseguros.

Un caso emblemático que ilustra esta problemática fue el derrumbe del edificio Rana Plaza en Bangladesh en 2013, que albergaba fábricas de ropa y resultó en la tragedia de más de 1,100 muertes. Este suceso puso de manifiesto la indiferencia de las empresas de moda y la escasa supervisión en términos de seguridad laboral. (Rahman & Yadlapalli, 2020)
Contaminación Ambiental y sus Efectos en Comunidades Marginadas
El fast fashion impacta no solo a las personas, sino también al medio ambiente. La producción masiva de prendas da como resultado una cantidad considerable de residuos y contaminación, afectando de manera directa a comunidades vulnerables. La industria textil contribuye con el 10% de las emisiones globales de carbono y con el 20% del desperdicio de agua industrial, de acuerdo con datos proporcionados por la ONU.

Las fábricas dedicadas al teñido y la manufactura textil descargan sustancias químicas nocivas en ríos y fuentes de agua, contaminando los recursos hídricos de las comunidades que dependen de ellos para sobrevivir. En naciones como Indonesia y China, muchos ríos han sido convertidos en vertederos de desechos industriales, perjudicando la salud de quienes residen en sus cercanías y dependen de estas aguas para su alimentación, cocina y riego de cultivos. (Ellen MacArthur Foundation, 2017)
Adicionalmente, la elaboración de textiles sintéticos como el poliéster libera micro plásticos que acaban en los océanos, perjudicando no solo a la vida marina, sino también a los pescadores y a las comunidades costeras que dependen del océano para su sustento. (Bick, Halsey, & Ekenga, 2018)
Desplazamiento y Pérdida de Recursos Locales
El auge de la moda rápida ha impactado negativamente a pequeñas localidades y ha arruinado las economías locales. La expansión global en el sector textil ha disminuido la necesidad de tejidos hechos a mano y de producción tradicional, resultando en la pérdida de empleos y oficios que han sido fundamentales para el sustento de numerosas comunidades.
Por ejemplo, en regiones como India y América Latina, la fabricación en masa de ropa asequible ha perjudicado a los tejedores y artesanos, quienes no pueden hacer frente a los precios bajos de las grandes empresas. Esto no solo amenaza las tradiciones culturales, sino que también agrava la pobreza en comunidades que ya viven en condiciones económicas precarias.
El Impacto en Comunidades Empobrecidas
El modus operandi del fast fashion exige que continuamente sean creadas prendas de ropa de bajísimo coste con el fin de acaparar la mayor cantidad de público posible. Esto lleva a que cerca de 60 millones de toneladas de esta mercancía sea tirada en regiones como Iberoamérica y África (concretamente en barrios marginados.)

Regiones de África y América Latina se encuentran entre los principales destinos de la ropa que es desechada por consumidores en países ricos. Mercados como el de Kantamanto en Ghana reciben grandes volúmenes de ropa usada, en su mayoría de calidad inferior, lo que genera dificultades ambientales y de salud para las poblaciones locales. Además, esta afluencia de donaciones ha desplazado la producción textil local, impactando negativamente la economía de pequeños comerciantes y artesanos. (IQ Latino, 2019)
Referencias
Bick, R., Halsey, E., & Ekenga, C. C. (2018). The global environmental injustice of fast fashion. Environmental Health, 17(1), 92.
Browne, M. A., Crump, P., Niven, S. J., Teuten, E., Tonkin, A., Galloway, T., & Thompson, R. (2011). Accumulation of microplastic on shorelines worldwide: sources and sinks. Environmental Science & Technology, 45(21), 9175-9179.
Fletcher, K. (2014). Sustainable fashion and textiles: Design journeys. Routledge.
Joy, A., Sherry, J. F., Venkatesh, A., Wang, J., & Chan, R. (2012). Fast fashion, sustainability, and the ethical appeal of luxury brands. Fashion Theory, 16(3), 273-295.
Rahman, S., & Yadlapalli, A. (2020). Fast fashion and sustainability: A review of consumer purchasing behavior. International Journal of Consumer Studies, 44(6), 615-628.
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